¿Qué es la agenesia dental?

La agenesia dental o anodoncia parcial se define como la ausencia congénita de uno o varios dientes, sean temporales o permanentes, lo que supone un importante problema para que, quienes la presentan, tengan una oclusión correcta de la boca. En la actualidad se están investigando las causas de esta anomalía que se da con bastante frecuencia y que afecta especialmente al maxilar superior y a los incisivos laterales.

Hay que señalar que la formación de los dientes temporales se inicia en la sexta semana de gestación, mientras la de los dientes permanentes o definitivos se produce a partir del quinto mes, aunque los primeros molares se empiezan a formar tres meses antes del parto y los segundos y terceros después del nacimiento. Asimismo, la maduración de los dientes temporales comienza en el tercer mes de vida intrauterina y la de los permanentes inmediatamente después de nacer.

Es un proceso complejo que puede sufrir distintos tipos de alteraciones y resultar en una agenesia dental total de las piezas temporales y permanentes como consecuencia de un daño sufrido por la lámina dental, o a una o más piezas cuando esas alteraciones se localizan exclusivamente a la lamina de los gérmenes dentales.

 

Causas de la agenesia dental

No se conoce bien cuál es la causa de esta anomalía congénita, aunque se barajan distintas posibilidades, como procesos infecciosos sufridos por la madre (tuberculosis, sífilis, rubéola, etc.) o una displasia ectodérmica de origen genético.

De hecho, los niños que nacen con determinadas anomalías genéticas (síndrome de Down, labios leporinos, fisuras alveolopalatinas, etc.) presentan frecuentemente una agenesia dental, lo que ha llevado a aceptar que este problema tiene un componente hereditario ya que además se produce en distintos miembros de una misma familia.

 

Tratamiento de la agenesia dental

Se estima que actualmente la agenesia dental afecta a un 1-3% de la población, y debe tenerse en cuenta que puede generar importantes problemas relacionados con la oclusión dental y, por tanto, con la funcionalidad de la dentadura y la salud bucodental en general.

Para evitarlo, ante la ausencia de una o más piezas dentales se puede optar dos tipos de tratamientos diferentes: cerrando el espacio definido por el diente ausente de modo que los caninos puedan sustituir a los incisivos laterales, o, por el contrario, abriendo espacios que permitan colocar nuevos dientes (implantes) en sustitución de los que no se han desarrollado. No obstante, el implante también se puede realizar con la primera técnica, de modo que se ubique en la zona menos visible del maxilar.

La elección de la técnica más adecuada dependerá de los resultados de un estudio exhaustivo de la estructura dental y la relación entre la oclusión y el tipo de estructura facial.